Revista Nro. 34
Queridos
Lectores:
Sin duda nadie cuestiona que los hechos acontecidos en nuestro país en
el mes de Diciembre, han creado un hito en la historia argentina y mundial. Pero
además del miedo, la incertidumbre y la confusión, de lo que nadie le queda
duda y lo que más nos ha conmocionado, fue la actitud de la gente en un
movimiento sinérgico, increíblemente espontáneo, denominado «el cacerolazo».
Personas de todas partes, color, credo, sin partidismos, se unió pacíficamente
en una clara demostración de «conciencia colectiva solidaria».
Esta inusual situación, removió lo mejor que tenemos guardado y lo
vivenciamos desde los que participaron, yendo con su familia, hasta los que lo
miraron por TV, nos ha reivindicado, y ningún poder terreno puede con ello,
sino miremos los ejemplos ocurridos hace pocos años en otros países, como la
caída del Comunismo en la Unión Soviética o el Muro de Berlín, etc. Ninguna
Nación está indemne a este imparable «Cambio de Conciencia».
Hace tiempo que lo venimos anunciando y deseando, y si bien por momentos
nos aparece el sentimiento de duda o desesperanza, está claro que es algo que
sucederá irreversiblemente, hasta que comprendamos lo que ya en realidad somos:
seres espirituales solidarios viviendo una experiencia terrena.
Hemos repetido la palabra «solidaridad» varias veces en este texto, y
se debe a que creemos fervientemente que es la palabra y la acción clave que
nos permitirá llegar a este ansiado encuentro nacional y mundial. Ningún plan
económico, político, social, etc., nos permitirá progresar o evolucionar
externamente y menos interiormente si no comprendemos que todo eso simplemente
nos distrae en concentrarnos en la acumulación, en separarnos por pensar
distinto o egoístamente, tal como aún hoy lo hacen ciertos personajes que están
en el poder o en pos de él.
Se debe entender casi compasivamente, aunque nos resulte difícil, que
estas personas están aún más lejos de lo que suponen de lo que los hará
realmente felices y participes de lo que es el «verdadero» poder.
Por suerte o por desgracia, vivenciar estas situaciones que distan del egoísmo y la violencia, nos permiten distinguir el rumbo a seguir. Esperamos de «corazón», que «solidarizarnos» sea el «de aquí en más», pues nos permitirá vislumbrar casi sin darnos cuenta (tal como el cacelorazo), un futuro aún hoy increíble pero existente, lleno de esperanza, comprensión y Amor.
Un amigo me habló de un libro que comparaba la vida con un
viaje en tren. Un viaje muy
interesante al ser bien interpretado. Exactamente así, la vida no pasa de ser eso, un viaje en tren lleno de embarques y
desembarques, algunos accidentes,
sorpresas agradables en algunos momentos y en otras grandes
tristezas.
Al nacer entramos a ese tren y nos entregamos en las manos de algunas
personas que pensamos, estarán siempre en ese viaje con nosotros:
nuestros padres Desgraciadamente
eso no es verdad; en alguna estación ellos bajan y nos privan de su cariño, amistad y compañía irremplazable...
además que personas interesantes y
que pueden llegar a ser muy especiales para nosotros, abordarán el tren en algún momento.
También llegarán nuestros hermanos,
amigos y maravillosos amores. Muchas personas toman ese tren, solo
para pasear, otras encuentran en el viaje solamente tristezas, y otros
circularán por él, listos para ayudar a quien los necesite.
Muchos al bajar dejan recuerdos eternos, algunos otros pasan por allí
de tal manera que cuando desocupan sus asientos, nadie percibe sus
ausencias. Es muy común que muchos
pasajeros, que nos son muy queridos se ubiquen en vagones
diferentes del nuestro, por lo tanto nos vemos obligados a hacer el
trayecto separados de ellos, eso no
nos impide que durante el viaje atravesemos muchas
veces con grandes dificultades nuestro vagón para llegar hasta el que es
ocupado por nuestros seres
especiales, solo que difícilmente nos podremos sentar a su
lado, muchas veces puede haber alguien ocupando ese lugar.
Nada importa, el viaje es así, lleno de atropellos, sueños fantasías,
esperas, despedidas. Eso sí, jamás tiene retorno, siempre va hacia
delante. Hagamos el viaje de la
mejor manera posible, tratando de relacionarnos bien con
todos los pasajeros, sin hipocresías, buscando en cada uno de ellos lo
mejor que tengan para ofrecer.
Recordando, siempre, que en cualquier momento del camino
ellos podrán flaquear. Es necesario entender esto pues, probablemente,
nosotros a lo largo del camino,
flaquearemos muchas veces, y seguramente habrá alguien
que nos entienda como nosotros hemos entendido a nuestro prójimo.
El gran misterio, al final, es
que jamás sabremos en cual parada
nos bajaremos, y mucho menos nuestros compañeros y
ni siquiera el que está sentado más próximo a nosotros, justo en el
asiento de al lado. Me quedo
pensando si al bajarme de ese tren sentiré nostalgia... creo
que sí la sentiré, al separarme de los amigos hechos durante el
trayecto, será al menos doloroso.
El dejar a mis hijos continuar solos
el viaje, será extremadamente triste, pero me agarraré a la esperanza de
llegar, en algún momento a la estación principal, y tendré la gran
emoción de verlos llegar con un
equipaje que no tenían en el momento de embarcar, y lo que
más feliz me dejará pensar,
que yo colaboré en el crecimiento de ese equipaje
y en hacerlo más valioso.
c.e.
Los
hechos que nos ha tocado vivir en los últimos 30 días, han provocado en la
gran mayoría de la población un impacto movilizador, explosivo, algo así como
la liberación de la energía que acumula un volcán. El cacerolazo y los
saqueos forman parte de esa gran masa de energía que fluyendo de manera
desordenada, contribuyó a sacar
algo que permanecía dormido en la gente, fue el momento de manifestar un
desacuerdo que había contribuido a acumular mucho enojo ante situaciones de
reiterada injusticia y la pasividad, casi diríamos incompetente pasividad, para
encontrar las soluciones.
Muchos
nos preguntamos las razones por las cuales las experiencias deben ser en
ocasiones tan violentas, y aunque cada uno sabrá encontrar una respuesta
diferente para este interrogante, podemos arriesgar un concepto general: «...lo
que no aprendemos por amor, lo asimilamos por dolor».
Es
evidente que un cambio era necesario, un giro para encontrar
un sentido diferente en el cotidiano vivir, el reclamo es legítimo
porque va mucho más allá del sistema financiero, no olvidemos que el afuera no
es más que el reflejo de lo que nos pasa adentro,
hoy vivimos una profunda crisis de credibilidad por haber puesto nuestra
confianza en el lugar equivocado, y eso nos desorienta y amarga, llenos de temor
evaluamos la posibilidad de que las medidas que se fueron tomando a posteriori
de lo sucedido abren un interrogante aún mayor con relación a lo que puede
suceder en el futuro próximo.
Fue
como abrir una caja de Pandora, una puerta que permitió la entrada de nuestros
miedos más profundos. La inseguridad se apoderó de todos
y en todo sentido, golpeando a todos aquellos que de una forma u otra
quieren creer que un sistema financiero sustentable basado en la competencia y
el individualismo, aún es posible.
La
angustia ha pasado a ser una energía instalada en la mayoría de las personas
de nuestro querido país, basta con mirar los rostros de la gente para darnos
cuenta que se ha perdido algo más que un depósito bancario, se produjo una pérdida
de la confianza básica que debemos tener para que cualquier sistema
funcione y creo que esto necesita un ajuste más importante que el propuesto en
el sistema financiero, que desde luego también se ve afectado.
Quizás
es momento de ver cuál es nuestra verdadera riqueza, nuestro verdadero
potencial para brindar como servicio a la comunidad en que vivo. Esto sería básico,
es el cimiento de una nueva estructura. Implica ser conscientes de que, en lo
sucedido, todos somos responsables
y que de ahora en más no podemos actuar desde la vereda de enfrente.
Siempre
he tratado de explicar que el dinero no es más que un sistema de acuerdos, un
procedimiento que nos permite de una manera práctica y efectiva, lograr la
circulación de la verdadera riqueza, que son los frutos de nuestras
capacidades, los bienes, los servicios, las ideas. Y aunque esto resuena en mi
mente con la fuerza de una gran verdad, en la práctica, para la generalidad de
la población, el dinero es riqueza, y por eso el miedo a perderlo, y por eso
tiene el ímpetu suficiente como para desestabilizar aquella confianza de la que
hablamos, le hemos dado ese poder nosotros mismos, al colocar una simple
herramienta (la moneda) por encima de nuestra verdadera riqueza (nuestras
capacidades). Mi verdadera riqueza,
no puedo perderla aunque pretenda tirarla.
Será
necesario algún tiempo y mucha reflexión para retomar el camino de crecimiento
que nos devuelva la paz interior. Sin duda que la devaluación ha sido un duro
golpe para muchos, pero mucho más grave y de eso no se habla, es la devaluación
moral, la pérdida de la esperanza de miles de personas que ya están preparando
sus valijas para emigrar, la angustia de todos aquellos que no pueden irse y
tienen la incertidumbre de qué hacer en adelante, y la bronca de los que
pudiendo hacer algo, jamás tienen acceso a los puestos de poder para intentar
cambiar las cosas.
Es
un momento difícil, casi diría amargo, pero la observación simple de la
naturaleza nos indica que por más fuerte y destructiva que parezca una
tormenta, siempre pasa, dando lugar a una nueva reconstrucción, que no será
igual a la anterior, estará fortalecida y animada por el eterno impulso vital,
siempre habrá un nuevo amanecer.
Recordemos
que somos seres especiales dentro de esa naturaleza, privilegiados, con el
profundo poder de tomar conciencia de lo que sucede y la maravillosa posibilidad
de poder cambiar muchas cosas, al exaltar nuestros miedos anulamos gran parte de
ese poder, por eso es importante mantenerse atento pero confiado, sabiendo que
todo lo que sucede debe ser una posibilidad para crecer, una señal que reclama
un cambio, no el final del camino.
Paralizarse
ante la adversidad no ayuda, la situación debe ser una oportunidad para tomar
conciencia de formas más creativas de organizarnos y actuar, pero siguiendo un
orden, primero debemos cambiar individualmente y luego a nivel colectivo.
Quizás
sea un buen momento para explorar sistemas que busquen estimular en el hombre un
accionar más humanitario, donde la solidaridad, la honestidad, la generosidad y
otros valores sean los verdaderos motores de la acción, en lugar de la
competencia, el egoísmo o la acumulación. Es una responsabilidad que debemos
asumir todos y cada uno de nosotros, sin ansiedades, sin apuros pero sin pausas,
sabiendo que en la elevación de la conciencia
está el verdadero camino a seguir.
Es
un momento donde el orden del Universo exige dar un paso hacia delante, tomemos
el compromiso del ahora y demos lo mejor que tenemos para acompañar este tránsito
hacia una sociedad diferente, más responsable, más humana y espiritualmente
revaluada.
Luis Ramos
estudiolramos@hotmail.com
Dolores de cabeza crónicos, constipación, inflamación de los órganos
renales y genitales, excitabilidad nerviosa, dolores abdominales. Todos estos síntomas
tienen tratamiento terapéutico, sin necesidad de recurrir a los medicamentos.
Desde que el hombre inventó el calzado, las fuerzas cósmicas que penetran por
nuestros cabellos, carecen de desagote natural hacia la tierra provocando
cortocircuitos permanentes.
El exceso o la deficiencia de radiaciones captadas del espacio -según la
aislación del piso perturban y quebrantan los órganos del cuerpo humano, al
incidir sobre el sistema nervioso. Sucede que la electricidad orgánica es
alterada a su vez por ondas eléctricas de diversas longitudes, que llenan el
espacio en todas direcciones e invaden en tropel al organismo indefenso.
El estado humoral normal de todo organismo sano es la armonía en la vibración y en la radiación celular de los millones de células que componen el cuerpo humano. Una perfecta armonía de radiaciones múltiples que reaccionan entre sí. La enfermedad es, por lo tanto, el desequilibrio oscilatorio.
El progreso humano tiene sus
desventajas, por cuanto fácilmente se olvida que, al envolver el cuerpo, si
bien se padecen menos los rigores del clima, se debilita paralelamente su
resistencia, como bien ocurre con el pie calzado, que separa definitivamente el
cuerpo del contacto directo con la tierra. Contacto sumamente beneficioso, sin
embargo, los médicos se ven inducidos y hasta obligados, ante ciertas
enfermedades, a recomendar a los enfermos que paseen calzados.
Desde que el ser humano ha gustado del placer de proteger y calzar sus
pies para evitar los inconvenientes naturales del frío y las heridas a que se
hallaba expuesto, ha interpuesto un gran obstáculo entre él: la tierra y la
atmósfera. Aislación que impide el paso de las corrientes y fluidos telúricos,
que se polarizan en sus plexos y órganos generadores para la conjunción vital-
de cuyo enlace, vigoroso o débil depende la salud de los hijos futuros.
La amplia red de ramificaciones
nerviosas no termina allí donde concluye la sensibilidad de la piel; se
prolonga hasta la punta de los pelos de todo el cuerpo animal. Pelos, pelusa o
cabello, antenas en apariencia insensibles, son los receptores de las corrientes
ondulares invisibles que llenan el espacio sideral y que se transforman por
acumulación, en magnetismo o fuerza en el cuerpo animal.
Esta energía vibratoria, prana, etc., con que se beneficia todo sistema
orgánico, debe retornar al espacio después de cumplida su misión. Los
vegetales la devuelven por medio de sus raíces, los animales a través de sus
patas, y el hombre civilizado?
Podemos graficarlo mediante una botella agujereada en el fondo;
observaremos que al pretender llenarla, el líquido se renovará constantemente.
Tapando su salida, desbordará con renovación lenta y dudosa. Así sucede con
las corrientes cósmicas.
Ese constante vivir en cortocicuito con las corrientes electromagnéticas
que hacen vibrar vitalmente nuestras neuronas, su protoplasma y correspondientes
núcleos, ha alterado el funcionamiento normal de nuestra constitución orgánica,
al extremo de que hoy enfermos ya, no podemos siquiera imaginar el motivo de
nuestro mal cuando este hace crisis y nos agobia con su peso.
La falta de contacto a tierra es el origen (oculto a los profanos) de
infinidad de enfermedades, entre las que no sería aventurado enumerar: la
calvicie, las caries dentarias, la miopía, el reumatismo, la parálisis, la
neurosis, los catarros, arterioesclerosis, lepra y, tal vez el cáncer y la
tuberculosis en sus diversas manifestaciones. Enfermedades derivadas
generalmente de esos desarreglos nerviosos que tienen influencia directa sobre
todos los órganos del cuerpo.
Ningún motor o artefacto eléctrico puede funcionar sin su polo de
retorno, la máquina humana tiende a detenerse por el mismo motivo.
Si al mal que significan los vicios, la vida antinatural y agitada, la
alimentación falseada y adulterada, y el vivir en atmósferas pestilentes,
agregamos el que ahora nos ocupa, fácilmente se comprenderá que las
enfermedades tienen amplio margen para manifestarse.
Aparte de los alimentos que ingerimos por vía bucal, nasal y cutánea,
nuestras células necesitan aquel otro, el fluido electromagnético que en las
horas del día recibimos del Sol y la Tierra y que, a través de los cabellos y
los pies, debe circular libremente por nuestro cuerpo, para que este se mantenga
sano y vigoroso. Los animales, obrando instintivamente, están colocados mejor
que el hombre ante Natura, de aquí que no padezcan de tantos males como los que
aquejan al género humano, civilizado. Es decir que, «para vivir sano, hay que
estar en armonía con el infinito».
Una alimentación sabiamente administrada, racional, integral, tanto
material como etérea, es una necesidad para la regeneración total del ser
humano.
Jacinto A. Alberti
El hombre que estaba tras el mostrador, miraba la calle distraídamente.Una niñita se aproximo al negocio y apretó la naricita contra el vidrio de la vitrina. Los ojos en los que se reflejaba el cielo brillaban cuando vio un determinado objeto. Entro en el negocio y pidió para verle collar de turquesa azul.
«Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bonito?».- dice ella.
El dueño del negocio miro desconfiado a la niñita y le pregunto: ¿Cuánto dinero tienes?
Sin dudar, ella saco del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos. Los coloco sobre el mostrador y dijo feliz: ¿Eso alcanza?».
Eran apenas algunas monedas que ella exhibía orgullosa.
«Sabe, quiero dar este regalo a mi hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y estoy segura de que quedara feliz con el collar porque es del color de sus ojos».
El hombre fue para la trastienda, coloco el collar en un estuche, lo envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado moño con una cinta rosa.
«Toma, dijo a la niña. Llévalo con cuidado». Ella salió feliz corriendo y saltando calle abajo.
Aun no acababa el día, cuando una linda joven de cabellos rubios y maravillosos ojos azules entro en el negocio. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho e indagó:
¿Este collar fue comprado aquí?
«Sí señorita».
¿Y cuanto costo?
«Ah!», - hablo el dueño del negocio.
«El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente».
La joven continuó:
- «Pero mi hermana tenia solamente algunas monedas.
El collar es verdadero, ¿no? Ella no tendría dinero para pagarlo».
El hombre tomo el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, coloco la cinta y lo devolvió a la joven.
«Ella pago el precio mas alto que cualquier persona puede pagar».
...DIÓ TODO LO QUE TENIA.
El silencio lleno la pequeña tienda y dos lagrimas rodaron por la faz emocionada de la joven en cuanto sus manos tomaban el pequeño envoltorio.
La verdadera donación es darse por entero, sin restricciones. La gratitud de quien ama no coloca limites para los gestos de ternura.
Se siempre agradecido pero no esperes el reconocimiento de nadie. La gratitud con amor no solo reanima a quien recibe, sino reconforta a quien la ofrece. Piensa en eso.
La vida mejora con cada día que pasa siempre y cuando demuestres una actitud positiva.
c.e.
Debemos
aclarar que los artículos publicados y firmados con las iniciales C.E., NO
representan a un autor, sino a las siglas de «Correo Electrónico».
Esto
se debe a que varios de los escritos recibidos, son enviados por e-mail a través
de Internet, y las personas que los envían, desconocen u omiten el nombre del
autor, por lo que decidimos firmarlos de esa forma. No está en nuestra intención
omitir, obviar o cambiar al verdadero autor de los mismos.
Gracias y nuestras disculpas por algun mal entendido